Detrás de cada logro, hay otro desafío y en medio, quedan los sueños.

Seguidores

jueves, 27 de octubre de 2011

He perdido sin quererlo los papeles que me diste antes de ayer...

Cuándo podré decirte que hay momentos en los que no lo soporto, que me rindo y tiro la toalla y la cojo del suelo con toda mi rabia para volver a tirarla y pisotearla desesperada, y rota de dolor.
Échame de tu vida si quieres, pero échame ya, antes de que me arrastre y te ruegue, suplique, llore y te pida que te quedes conmigo.
Échame antes de darme más besos, de acogerme en tus brazos, de amarnos sin límites, de mirarme con esos ojitos cargados de ilusiones que no me llevan a ninguna parte.
Libérame de tu cuerpo, de tu adicción, de tu complicidad, de nuestra perfecta forma de entendernos, de tu risa...


sábado, 15 de octubre de 2011

Cualquier cosa que esté a menos de cinco centímetros de ti...

Suelo ser muy envidiosa, bastante, pero no una envidiosa normal ni del montón, si no una envidiosa un poco rara. 
Lo primero que envidio es tu perfume, va en cada poro de tu piel haciendo que tengas ese olor, que me recuerda tanto a ti, que cambiaría perfectamente el oxígeno que respiro por él y no sabes con qué rapidez lo haría...
También suelo tenerle cierta envidia a tus camisetas, a todas tus camisetas porque sé como se siente estar pegadita a ti, ¿te imaginas estarlo a todas horas?...
Pero, ¿sabes que es lo que más revuelve mi envidia? Tu pelo, sí, ese pelo que siempre tocas, siempre miras y siempre arreglas. Estás casi todo el tiempo pendiente de él. Lo miras con recelo, agonía, simpatía, felicidad, dudoso, enfadado, deseoso, pensativo, ausente; sin que se nos olvide la dulzura con la que lo tocas, eres capaz de tocarlo tan delicadamente, exactamente como me tocabas a mí, recorriendo mis piernas y mi cintura tan concentrado, cómo si me fuese a romper de un momento a otro, como si fuese frágil. Me cuidabas tanto... Que ahora envidio todo lo que tienes al rededor simplemente porque está muy cerca tuya.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Jenny Downhan.

Ojalá tuviera un novio, un novio que viviera colgado de una percha en mi armario. Podría sacarlo siempre que quisiera, para que me mirara como hacen los chicos en las películas, como si yo fuera guapísima. No hablaría mucho, pero suspiraría al quitarse la chaqueta de cuero y desabrocharse los vaqueros. Llevaría calzoncillos blancos y estaría tan bueno que casi me desmayaría. Luego se ocuparía de desnudarme, susurrándome: "Cariño, te quiero, te quiero de verdad y.. Eres hermosa", exactamente esas palabras.

lunes, 3 de octubre de 2011

Envidio tu ropa, porque siempre está pegadita a ti.

Si lo ves dile que lo esperaré, por favor, dile que sigo aquí, en el mismo sitio donde me dejó, dile que mis sentimientos no han cambiado, que nunca hice nada para que me dejara, que todo estaba bien, que no sé lo que le impulsó a hacer lo que ha hecho, por favor, hazle entrar en razón, dile que no me deje sola, que quizás no lo merezco, pero lo necesito, dile que lo echo de menos en las cosas más sencillas, y que no descansaré hasta que vuelva a mí. Y sobre todo, dile que le quiero.